Existe actualmente una profunda discusión respecto del concepto de discapacidad.

Hoy se sabe que los seres humanos disponemos de capacidades diversas y
que quien tiene enorme capacidad para desempeñarse en determinada área puede carecer por completo de capacidad para desenvolverse en otra.

Como consecuencia de ello, el adjetivo "discapacitado" está seriamente cuestionado, ya que está ligado a una tradición que evalúa a las personas teniendo en cuenta el déficit y no el superávit. La situación social de los llamados "discapacitados" resulta ser, por lo tanto, efecto del propio estigma, originado a su vez en un sistema económico que evalúa a las personas
por su rendimiento.

Los docentes, en tanto formadores, no deben reproducir tales prejuicios sino que deben promover vínculos simbólicos que tiendan a erradicarlos.

Asimismo, deben estar atentos a las necesidades de las personas que tienen disminuidas sus capacidades visuales, motoras, auditivas, físicas y mentales, contribuyendo a su integración en las mejores condiciones posibles.